En verano tendemos a relajar nuestras rutinas, tanto de ejercicio como de dieta, y esto puede repercutir de forma negativa en nuestros huesos; no importa lo jóvenes que seamos porque nuestra masa muscular empieza a disminuir a partir de los 30 años y a partir de los 30-35 años perdemos más hueso del que somos capaces de generar, según concluyen los estudios sobre este tema. Este proceso se acelera en las mujeres con la menopausia debido a la pérdida de estrógenos, lo que favorece la aparición de la osteoporosis que hace que los huesos estén más débiles y quebradizos.

Los expertos coinciden en la importancia de mantener una dieta equilibrada con la cantidad suficiente de:

- Calcio, que encontramos principalmente en los lácteos, vegetales de hoja verde, pescado (sobre todo en las espinas), soja…

- Vitamina D, que mejora la capacidad de nuestro cuerpo para absorber el calcio; la obtenemos principalmente del sol, aunque no siempre es suficiente, sobre todo si utilizamos habitualmente protectores solares o debemos permanecer mucho tiempo en casa.

- Magnesio, ejerce un papel importante en la formación ósea ya que mejora la asimilación del calcio; podemos encontrarlo en frutos secos, frutas desecadas, cereales integrales, legumbres y vegetales de hoja verde.

Sin embargo, no siempre obtenemos la cantidad suficiente de estas vitaminas y minerales de nuestra dieta por lo que es recomendable tomar suplementos que complementen su ingesta, como QLife Calcium+Magnesium, un complemento alimenticio de nuestra línea QLife con calcio, magnesio y enriquecido en vitamina D, que contribuye a la absorción y utilización normal del calcio y el fósforo y al mantenimiento de los huesos en condiciones normales.

Además, los profesionales inciden en el papel fundamental que tiene el ejercicio para que los huesos permanezcan fuertes; según la Clínica Mayo cualquier ejercicio con pesas y que promueva el equilibrio y la buena postura es beneficioso para los huesos, pero caminar, correr, saltar, bailar y levantar pesas parecen ser particularmente beneficiosas. Por lo tanto, tenemos que mantener nuestra rutina incluso en verano, adaptando los ejercicios a nuestra edad y forma física, sin forzar los músculos ni las articulaciones y, por supuesto, consultando a nuestro médico antes de iniciar cualquier ejercicio. 

En general, una buena rutina debe contener:

- Ejercicio cardiovascular: aprovechando el buen tiempo podemos, por ejemplo, nadar, caminar o bailar y, en casa podemos hacer bicicleta estática o elíptica.

- Ejercicios de fuerza, como levantamiento de piernas, de pelvis y levantamiento con pesas.

- Ejercicios de equilibrio, como sostener una de las piernas hacia atrás y tratar de conservar la estabilidad durante 15 segundos, caminar hacia atrás o hacia los lados unos 10 pasos, dibujar una línea y caminar sobre ella en las puntas de los pies.

- Ejercicios de estiramiento, un magnífico complemento para los ejercicios anteriores, ayudan a potenciar la flexibilidad, mejorar la postura y evitar las caídas.

Dos consideraciones importantes, no importa a la edad a la que empieces a hacer ejercicio porque sus beneficios se notan siempre, y no olvides consultar a un profesional y seguir sus indicaciones para no sufrir daños.