El sol también aporta otros beneficios, pero un exceso de exposición conlleva riesgos muy concretos. Es por ello que el sol hay que tomarlo en su justa medida y siempre con la protección adecuada.

Entre los beneficios del sol para el organismo humano destacan los siguientes:

Mejora en la respuesta muscular.

Mejora la resistencia en pruebas de tolerancia.

Disminuye la presión sanguínea.

Incrementa la respuesta inmunológica.

Reduce la incidencia de infecciones respiratorias.

Baja el colesterol de la sangre.

Incrementa la hemoglobina de la sangre.

Mejora la capacidad de trabajo cardiovascular.

Estimula las terminaciones nerviosas.

Mejora la respiración, especialmente en asmáticos.

Promueve la síntesis de vitamina D para calcificar huesos.

En cuanto a los riesgos de una exposición prolongada y sin la protección adecuada a la radiación ultravioleta procedente del sol figuran los siguientes:

Aparición de eritemas. Se caracterizan por el enrojecimiento de la piel expuesta al sol y precede a la quemadura.

Quemaduras de primer y segundo grado.

Cáncer de piel y otros trastornos cutáneos.

Cataratas y otros trastornos de la vista.

Envejecimiento prematuro de la piel.

Inhibición del sistema inmunitario.

Protegerse correctamente del sol permitirá obtener todos los beneficios que aporta al organismo y, al mismo tiempo, evitar los riesgos derivados de una exposición prolongada a él.